Hace unos meses estuve en el cumpleaños de una amiga, le regalaron un conjunto de falda y polo para jugar al pádel tan ideal que pensé, "voy a tener que empezar a jugar a este juego para poder ponerme esas cosas tan monas".
Dicho y hecho. Me apunté a clases de pádel y me fui a Decathlon, la tienda de todos los deportistas -lo dicen ellos, yo no- a comprarme una raqueta para principiantes de la marca Vairo -luego ya me enteré de que se llaman palas- y una faldita azul marino ya que es un color que combina con casi todo.
Lo que más me gustó y me llamó la atención es que la falda tuviera un pantalón incorporado. Para mí se trataba de una novedad ya que cuando yo jugaba al tenis -hace casi un cuarto de siglo- por un lado comprabas la falda y por otro las famosas "braguitas de tenis".
Completé la equipación con cosas que tenía por casa, camiseta blanca de Carrefour, unos calcetines azules con el dibujo de una rana, las típicas deportivas que siempre tienes por si vas al campo y poco más.
Y así de bien conjuntada, en blanco y azul marino, me fui a mi primera clase de pádel.
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